“Entonces, Obama, ¿es bueno o es malo?” me preguntaba hace poco una amiga, con un poco de ironía y exquisita capacidad de síntesis. En efecto, la figura de Barack Obama es extremadamente poliédrica, al contrario que la de su predecesor, George W. Bush. Está el Obama que llega a España a través de los medios de comunicación, ese que comenzó como una especie de héroe milenario embarcado en mil batallas por el bien y la justicia. Un héroe que con el paso del tiempo se habría vuelto humano y, simplemente, no ha sabido o no ha podido cumplir todas las promesas. Pero luego está el Obama menos conocido, calculador, que firma la ley que permite al Ejército “hacer desaparecer” sin juicio ni cargos, y de forma indefinida, a cualquier ciudadano del mundo, incluidos los estadounidenses. Repasamos las cinco caras de Barack Hussein Obama.
